La esquizofrenia es el nombre que se le da a los trastornos mentales que causan una discapacidad grave de la conducta, el afecto, el pensamiento, la sensación y la percepción.

La esquizofrenia es una enfermedad con una distribución mundial que afecta a entre 2 y 9 individuos por 1000 con poca diferencia entre los países (al menos en los países occidentales). Las causas de su desarrollo son en gran parte desconocidas, pero probablemente consisten en una variable interacción entre los factores ambientales (familia, educación, problemas de la vida, etc.) y la vulnerabilidad heredada de un individuo.

Desde un punto de vista clínico, la esquizofrenia se puede dividir en una forma aguda y crónica; la esquizofrenia aguda se caracteriza por síntomas como ideas delirantes (el hecho de pensar cosas que no son ciertas o correctas) y alucinaciones (el hecho de ver, escuchar, sentir cosas que no existen). En la forma aguda de la esquizofrenia, el contacto con la realidad cotidiana puede perderse y / o perturbarse y puede desarrollarse un comportamiento peligroso contra uno mismo o contra los demás.

La esquizofrenia crónica es una posible evolución del estado agudo, y se caracteriza por falta de interés y motivación en la vida, aislamiento social, desconfianza y aplanamiento afectivo. El deterioro crónico del funcionamiento laboral, social o mental puede provocar una discapacidad grave de por vida.

El diagnóstico de esquizofrenia generalmente lo realiza un psiquiatra mediante la observación de las características clínicas del trastorno.