El tratamiento de la esquizofrenia tiene dos objetivos principales: primero, tratar la enfermedad de la manera más segura y rápida posible; y segundo, brindar apoyo y asesoramiento de respaldo al paciente y a su familia, según corresponda.

El tratamiento de la esquizofrenia puede parecer algo complejo, pero se debe tener en cuenta la naturaleza gravemente discapacitante de esta enfermedad y las consecuencias potencialmente muy dañinas que puede tener sobre el individuo afectado y sus familias.

La admisión al hospital generalmente está indicada. Los síntomas de la enfermedad aguda a menudo se asocian con trastornos del comportamiento, por lo que se necesita un alto nivel de cuidado y supervisión. (Ocasionalmente es posible manejar a un paciente menos perturbado en casa si la familia es de apoyo y las instalaciones psiquiátricas de la comunidad están disponibles cerca de la casa del paciente).

El apoyo y la información a los familiares es un aspecto importante del manejo de la esquizofrenia, particularmente si este es el primer episodio de enfermedad y el paciente aún vive con la familia. Concepciones erróneas y prejuicios sobre enfermedades psicóticas severas son muy comunes en la población y deben corregirse y las familias necesitan ayuda para sobrellevar la enfermedad de su ser querido.

Al menos la mitad de los pacientes que tienen un episodio de esquizofrenia aguda se quedarán con algún grado de discapacidad, después de que el ingreso hospitalario se ha abordado con el tratamiento adecuado la fase aguda de la enfermedad. Es importante rehabilitar el paciente a su mejor nivel de funcionamiento posible para prevenir recurrencias de la enfermedad aguda.

Por lo general, la rehabilitación y la atención a largo plazo se brindarán cerca del hogar del paciente dentro de un programa de atención comunitaria, y los medicamentos deberán continuarse durante al menos dos o tres años después de que los síntomas principales hayan desaparecido.